martes, 10 de noviembre de 2015

LA FUNDACIÓN DE COICOYÁN DE LAS  FLORES





¿Dónde se localiza Coicoyán ?

Al norte de la capital del estado de Oaxaca se localiza Coicoyán de las Flores, perteneciente al distrito Juxtlahuaca, del mismo estado. Este municipio se encuentra entre los 17 grados 16 minutos de latitud norte y los 98 grados 16 minutos de longitud oeste del meridiano de México, y está situada a 2 mil 20 metros sobre el nivel del mar.

Clima, flora
El clima que predomina es frío con abundante lluvias en verano.                    
Coicoyán se halla encumbrado en plena sierra madre del sur por lo tanto cuenta con grandes extensiones montañosas pródigas en pino, ocotes, madroños, encinos, oyameles y demás árboles de temperaturas frías. Hace años, la madera de esta región era explotada por un aserradero que provocó, entre otras causas, la devastación de los bosques por no contar con medidas de reforestación. De aquella montaña abundante de madera, orgullo de los habitantes, ahora solo queda residuos de la tala inmoderada, de los incendios y las plagas.

 Existe abundante agua que se aprovecha poco producción alimenticia pues, debido a lo abrupto del suelo, los terrenos de riego son escasos (la mayoría son de temporal, donde se siembra maíz, frijol y papa.) los vecinos tiene la fama de elaborar jaranas violines y artesanía de madera.
         
Las primeras familias  que llegaron en coicoyàn  y el año en que se fundó
  En aquel tiempo las familias ¨de fuera¨ llegaron a avecindarse, imprimiendo rasgos que modificaron el hábitat y la cultura de los nativos, aprovechándose de las condiciones paupérrimas e ignorancia de estos para adueñarse de los recursos naturales heredados de sus antepasados. Se considera fecha tentativa de la fundación del pueblo el año de 1700, con algunas casitas hechas de zacatón y, gracias a las visitas continuas de los pastores de las haciendas volantes de la región, quienes buscan alimentos y bebidas, el caserío de Cuicoya (como se le conocía inicialmente) poco apoco fue creciendo. En las últimas décadas del siglo  XIX, los caciques de ¨de razón¨ se salieron con los caciques indígenas y los curas para impulsar nuevas costumbres.Sobre los apellidos que hoy existen en el pueblo, las primeras casas  de adobe que construyeron los antepasados, los puentes  que hoy  existen el  pueblo y quienes lo hicieron y unas canciones del pueblo que habían compuesto varios autores del mismo pueblo fue así cuando Coicoyán tuvo sus canciones.

Una breve historia sobre coicoyán

Pero Cuicoya tiene una historia de la que yo voy a dar a  conocer, espero que me entiendan con lo poco que yo pude enterar acerca del pueblito  de las que yo voy comendar con ustedes ahora,  y también quisiera que todos los niños de hoy le interesen la historia de Coicoyán, para no perderlo. Que lo disfruten y se los dejo de tarea para que lo  consulten con los demás que no saben acerca de Coicoyán. Es más bien todos nosotros que somos de Coicoyán de las flores tenemos que tener esa historia en la mente para que siga creciendo en nosotros, por lo tanto para saber nuestra identidad, no tener duda con nosotros mismos porque la historia es muy bonita que nos hace reflexionar muchas cosas que hay en nosotros y no sabemos valorarlo porque lo tenemos alejado de nosotros y ni nos interesa, pero no debería de ser así hay que valorar…      

   
En aquel tiempo de 1700, en los cerros que circundan el pueblo había mucho ganado cabrío el cuidado de administradores llegados de otros lugares .Los pastores tuvieron que frecuentar la única aldea cercana que era precisamente quilla, nombre que aun no tenía popularidad. En mixteco se llamó primitivamente yoso siqui llaa que significa llano de la chaquira blanca porque cerca del panteón hay  un llano que era tan, pero tan hermoso que nadie podría  imaginárselo, había flores hermosas, piedras tan bonitas que no podrán encontrar en ningún otro lugar, era el único llano al que le pusieron por primera vez en mixteco yoso siqui llaa que significa llano de la chaquira blanca. En él había piedrecitas blancas parecen tener pequeños agujeritos. Con el paso del  tiempo lo cambiaron de nombre y lo llamaron simplemente quillaa como hasta hoy en la actualidad. Y los incipientes  visitantes hablaban mexicano o náhuatl y para ellos no tuvo importancia algún nombre en mixteco. Los habitantes de las pocas casitas de zacatón vivieron a los recién llegado como sus amigos y comenzaron a frecuentar  los jacales donde vendían pulque y casi todos los dueños tan borrachitos como ellos, tocaban una jaranita cuyo sones incitaban a los extraños a cantar y a bailar cada domingo. De ahí que el tianguis a tener auge el domingo de cada semana. Así, los mismos pastores comenzaron a invitarse diciendo vamos a Cuicoya, palabra que entre ellos significaba ¨ lugar donde se canta y se baila ¨ .Primeramente se le llamó Cuicoya, después cuicoyan y por fin se reconoció por el gobierno como Coicoyán.   Que entre los aztecas había un edificio donde los mancebos mexicas se instruían en el canto y la danza en la antigua Tenochtitlán. Se llamó cuicoya. 
 Llevado pues a la pila bautismal nuestro pueblecito quedó ungido y signado definitivamente como Coicoyán o ¨lugar donde se baila y se canta ¨.    

                                        

 ¡Dulce recuerdo  y promesa de cariño de nosotros los herederos de esta tierra que nos vio nacer! Nadie hasta hoy tiene la menor noticia sobre el tiempo que está  alejada población vio hollado su suelo por el primer hombre que por cualquier circunstancia lo haya escogido para hacer su hábitat. Solo que en 1735 ya era cabecera de parroquia según lo asentó en un libro de cofradías el sacerdote Mariano Nicolás de Herrera en 1792, diciendo que ese mismo año se nombró el primer mayordomo de Santo Entierro recayendo en el administrador de los pastores que cuidaban ganado cabrío. Esta debe ser la versión más exacta ya que  escrita por un sacerdote de la época, además de que las varias  personas consultadas cuando tenía 90 años o más, todas dijeron ignorar la fundación del pueblo algunos de estos vecinos dijeron que por 1860 la sociedad estaba encabezada por lo señores Baltasar Tenorio y Margarita Ortiz llegado de Tlapacingo en fechas desconocidas y que los mismos avecindados aseguraban haber conocido a personas nativas, algunas de ellas con casi un siglo de vida y quienes tampoco supieron decir el tiempo y de donde llegaron los primero pobladores.
                                                                                                                                    
Por los años de 1860 al 1870, llegaron a Coicoyán varias familias huyendo de la inestabilidad política de la época, formando, más tarde, una sociedad que por su solvencia moral y social, logró dar al pueblo el renombre que obtuvo no obstante el reducido número de os habitantes en acción.                                                          En verdad que era de reflexionar  como en un rincón tan aislado hubiera tantas personas güeras casi bien educadas, en contraste con la familia nativas que no sabían el español y menos leer y escribir. Por eso, Coicoyán se convirtió en un pueblo rector de todos los que lo rodean dada la idiosincrasia de ellos. Recordaban muy bien haber formado parte de familias avecindadas el año 1882 cuando un temblor fue tan devastador, que no pudo ser olvidado  por mucho tiempo. También contaban emocionados que por esa época algunos curas llegado directamente de puebla, solían tener a las puertas de sus despachos, un costal llenos de tlacos que equivalían a un centavo de hoy que los indígenas que los visitaban tenían el derecho de tomar con sus propias manos dos o más monedas, generosidad del clérigo o galantería de la casa como se dice ahora.
Después de poco tiempo la conversión del nativo fue más por temor que por convencimiento, pues casi todas las personas de posición social económica tenían a sus brujos preferidos y aprobaban a plenitud que en los cerros se festejaran a los ídolos en vez de San Marcos, es decir, creían a pie juntillas en las piedras sin renegar de su catolicismo.

 En lo social había un grupo que después de muchos años, se acomodó congraciándose con las gentes más solventes logrando  crecer en número y en superioridad.   
Coicoyán nativo había sido conquistado por los güeros llegados al oriente a guisa de Quetzalcóatl apartando a los suyos a su diestra, tal vez porque leyeron a Saavedra que predicó la doctrina de Aristóteles asegurados de los mexicanos estuvieron destinado a servir de esclavos a los españoles. Bien, pues en Coicoyán, no por haber dominado fácilmente a los nativos, estos dejaron influenciar completamente. El grupo de los ¨de razón¨ supo colorarse entre los caciques indígenas y pronto aseguraron su situación, aunque los que llegaron tarde al reparto tuvieron que regresarse a su lugar de origen o conformarse como avecindados sin privilegio alguno, pues para entonces ¨los grandes ya se comían a los chicos¨. Los primeros acapararon el comercio y tomaron como compatibles para lo ¨de razón¨, todos los puestos de elección popular; que era un punto clave para hacerse los señores principales, ya que el dominio, el respeto y toda la escuela de grandeza llegarían solo, como caída del cielo. En efecto, el conquistador local no tuvo complicaciones, pues la religión y la lengua de Cervantes fueron dos banderas tremoladas airosamente. Y para complemento de todo este disfraz, el avecindado disimuló todas las costumbres que el nativo seguía por tradición tanto porque en nada lo afectaba como porque no le convenía herirlo psicológicamente; y por el contrario, trato siempre de imitar su folclor como el caso del carnaval cuando al par que el indígena, el güero danzaba introduciendo nuevo disfraces. También se cuidó mucho de no enseñar el castellano porque podría surgir algún leguleyo y les crearía problemas y por conveniencia, mejor aprendió el mixteco para toda sus operaciones comerciales, y así llegó darse el caso que sorprendieran halándolo casi perfecto. Establecieron escuelas para los ¨niños de razón¨, eso así, como con la llamada capitación o cooperación de 24 centavos mensuales y al indígena ponían este dilema: si das tu cooperación no te exigiremos la existencia de tus hijos a la escuela. Sabiendo que el nativo siempre es repelente a la educación, pues le caía de maravilla la sentencia sin entender que lo hijos de los caciques serian con el tiempo lo leídos y ¨escribidos¨ y mandamás.       

 ¿Cómo hacían sus fiestas ?
Como se ve, el Coicoyense nada debe al forastero que por su color y su buena condición económica se enconchaba en su reputación. Ante esta forma tan sofisticada y ajena al nativo, también este formó su círculo social aparte, pues sus fiestas las hacía únicamente con familiares  y amigos suyos, amenizándolas con un violincitos y la tradicional jaranita que alegraba sin medida a los concurrentes aunque en estas tertulias bailaban sin abrazarse y con mucha parsimonia, principalmente las señoras que trataban de esconder sus caras tañidas de vergüenza.                                                                                                                                                                    
 En cambio, la sociedad de los ¨de razón¨ lucía orgullosa el esplendor de su atuendo muy a la moda cuya presentación realzaba la belleza que no les faltó a todas las jóvenes y señoras de ese tiempo. Además, las gentes eran tan refinadas en su trato social, que en cualquier acto se hacía presente el buen comportamiento y hasta casi una gala de cultura y decencia. Tal vez esta conducta hizo valer aquella fama de: para flores, mujeres y pan.

Las mujeres de Coicoyán                                                                              

La verdad es que hubo bonanza de muchachas bonitas, cuyos últimos retos atestiguaron aquella primavera idas tanto años ha. Todas pertenecieron a aquella nueva y ajena sociedad que nació y se desenvolvió en sus mejores momentos llenos de honores sirviéndose de su riqueza. Ese grupo social subió a la cumbre con indiscutible jerarquía viviendo entre un bienestar envidiable.          

 Mas esa grandeza, como todo en este mundo, tuvo su límite y le llegó su momento. Comenzó el decaimiento en todos los aspectos en forma tan vertical, que nadie supo contenerlo. Las muchachas buscaron y hallarlo fuera del pueblo un mejor destino, casándose, y así emigraron a diversas partes hasta olvidarse del Cuicoya que las vio nacer. Los padres y abuelos que en otros tiempos lograron afanosamente alguna posición económica, murieron o se separaron dejando sus habitaciones otrora paraíso de su orgullo y su fortuna, cuyas ruinas avivan el deseo de sus descendientes de ausentarse también en busca de mejores perceptivas quedándose Coicoyán como un teatro después de una animada función estelar: triste, silencioso adsorbido en su callada soledad. Es que en su caída el engranaje social adquirió cohesión para perderla rápidamente, desarticulándose hasta llegar a la insignificancia en que actualmente se  desenvuelve.                          

                                                                                                                                                                                 El hombre de coicoyán  y sus obras



Así fue como el hombre que en verdad representaba al pueblo por su experiencia, por su dinero o por su empeño y cariño, honró al lugar que le dio hospedaje. Porque un portal municipal, un templo, un mercado, los puentes y cuando pueda tener de buen Coicoyán, se lo debe al funcionario honesto que amara a este bello rincón; a ese hombre que tuvo visión para controlar a los indígenas y lograr de ellos lo famoso tequio que hicieron posible las obras que  nos dejaron como una herencia. Resumiendo diríamos que hubo dominación, pero también trabajo; hubo mando y opresión, pero a cambio se ganó unidad aunque fuera, al uso porfirista.                              

La postración de Coicoyán

comenzó cuando descendientes de aquellos señores maduros, enarbolando juventud y derecho político, pudieron tomar lo puestos públicos con aparente responsabilidad. Recuérdense que hubo señores y jóvenes que jamás fueron dignos de ser votados para un cargo de representación popular. Y siguió una decadencia tal incurable, que hasta hoy, nadie ha podido hallar la inyección apropiada para atenuar las dolencias que afligen a Coicoyán. Parece que estamos cansados con la suspicacia en el alma y desconcertado por el derrumbe tan estrepitoso de pueblo en su vida interior. No desconocemos que hay y habrá personas entusiastas y  llenas de un fervor de patriotismo que si lograran contagiar a otras gentes de su civismo, tal vez volverían a florecer aquellos recordados tiempos idos. ¿A caso necesitamos otras corrientes migratoria como la de 1850 y que repita la hazaña de formar otro Coicoyán alegre, responsable y trabajador?  Esto sería posible porque la mayoría de los ciudadanos es joven y siguiendo la alocad corriente del momento, de seguro desquiciaría más la inquietante y desconcertante situación.      

La única medicina que podría aliviar tanta desdicha, sería la terminación de la carretera que está por llegar al pueblo y el milagro de inyectar ánimos a los decaídos.                                                    

 Pero mientras ningún vuelco de la historia haga cambiar el curso actual, nuestro pueblo seguirá volviendo a su primitivo perfil para hacerse el Cuicoya ya que hospedó tantas familias representativas que dieron lustre y fama a la sociedad de entonces. Lo negativo está en la juventud actual a cometido crímenes que manchan el buen nombre del pueblo.                                 

Lo único que no podemos borrar jamás en el paisaje que le imprimió al lugar, cuanta obra ordenó hacer el ausente y que permanecerá como signo de su paso. 

 Los apellidos  
Los apellidos no eran conocidos por las gentes para distinguir a los hombres, tenían que agregarle al nombre de la esposa. A este hecho, se debió que a uno le llamaran Antonio de Tea, es decir, Antonio de Dorotea, a Mauricio de Gregoria le llamaban Licho de Coria convirtiendo después en Licho Cola, notable personaje que se hacía quemaren carnaval para borrar el pecado.              

Hasta 1890 don Simón Villavicencio pidió apellidos al gobierno del estado y este envió una lista  y cada jefe de familias tenga apellidos propios.                                                                                                                 

 Los primeros comerciantes

se instalaron  bajo techo y ordenadamente hasta 1896 cuando Ceferino Leiva  puso la primera tienda. Y el primer hombre que endulzó el paladar  del vecindario con pan, se llamó  Victoriano Reyes de Tlacotepec Nieves. Este señor fue padre de doña Amanciana  Reyes.                                                                                                                       

    Vestimenta            

 Tratándose de la moda, las mujeres sabían  todas hilar el algodón y tejer la seda del gusano. De ahí que a una nuera se le dotara de una hojita  de morera llena de gusanito y de una rueca para que hilara y tejiera su huipil.
 Hasta 1905 cambio la moda, ya que las mujeres comenzaron vestir la tradicional enagua y la camisa bordada de mangas cortas. Las señoras ricas usaban el llamado saco que era una camisa fina de mangas largas. Y no por eso deslucía su presentación. ¡La moda vestida de seda…                                                                                                                                                                   
¿Los ricos? Los señores Martin Ibáñez y Rafael Melo fueron dos de los más ricos del pueblo usaron las llamadas calzoneras que no era otra  cosa que calzones anchos abiertos  desde la rodilla, luciendo en los bordes de la abertura peso de plata pura. Sus cinturones  también estaban cubiertos de pesos y hasta el sombrero lo adornaban con muchos del águila. ¡Ah malhaya, si hoy nos encontraremos un charritos de esos en el camino! El lujo de este tiempo asoleaba el dinero después de un bañito de agua de limón o de ceniza.                                                                                             

Algunos costumbres
¡Bendita de la abundancia, señor! Y lo santos pedían caridad. Increíble, pero cierto. Las autoridades proporcionaban un topil y este cargaba un santo llamado de las tres caídas. Lo guiaba el fiscal mayor de la iglesia que pedía al vendedor, frutas o dinero. Los acompañaba don Antonio de Tea, notable principal a quien nadie osaba negar el curato con un buen surtido a las espaldas. Mas lo curioso estaba en que nadie tenía el derecho de comerse una fruta y menos tomar un centavo. Decía que todos eran para los pájaros y ardillas que adornaban el curato. Siendo presidente municipal don Miguel Valle, quitó esa detestable costumbre.                                                                     

Los aretes también fueron ornato de los hombres. Esta costumbre fue antigua, pero por tradición se sabe que los solteros usaban arracada en la oreja izquierda, quitándosela hasta que se casaba. Se distinguía los solteros ricos porque el arete era de oro puro.                                                                             

Las mujeres también tuvieron su tiempo. Se cuenta que las mujeres solteras se distinguían por el famoso casahuanque invariablemente blanco, indicando doncellez, celibato. ¡Tiempos de modestia y honradez!                                                                                                                                         

Las  primeras casas      
                                  
 La primera casa de adobe y tejas fue construida por el cura José María solano (viejito) en el mismo lugar donde hoy vive don Antonio Velasco. Durante muchos años esta casa serbio de curato. La segunda casa lo construyó don Martín Ibáñez y hoy la posee don Manuel Rodríguez Velasco. La tercera la hizo don Simón Villavicencio habitada últimamente por Eloísa Villavicencio frente al mercado. La cuarta la construyó don Fermín Mendoza, misma que después fue habitada por las hermanas Leiva Chávez también frente al mercado. Se dice que se hicieron durante la década de 1870 a 1880, y todas cambiaron el panorama general y se apoderó de todos una fiebre por hacer casitas de adobes ya enfiladas.

Los puentes
El puente más grande fue construido por don Filomeno Villavicencio en 1900, bautizado como el Vicente Guerrero y que está en la Constitución. El puente Emilio Portes Gil fue reconstruido por don Herlindo Angón en 1929 e ignoramos cuándo se inició desde sus cimientos. El puente que está frente al rastro, fue construido por don Pompeyo Villavicencio en 1935 y el de la salida a Juxtlahuaca también o construyó don Pompeyo, ignorando el año, aunque es muy reciente.                                                                                                                     

La canción
Al memorizar las convivencias en el antiguo Coicoyán, durante los trayectos, surgieron las presentes líneas. Al rememorar aquellos pasajes, las chilenas, los corridos y canciones.                      

¡Oh mi lindo Coicoyán! Palabras mágicas que juntos de los acordes de una guitarra o una jarana descubre una serie de recuerdos ocultados parcialmente por el tiempo y la distancia en cualquier coicoyense. Uniéndose  la vista al oído para sentir en nuestra piel la emoción que nos origina aquel pedazo de tierra, aquel terruño  lleno de historia, lleno cultura y tradiciones.                                                                                                                                 
Fue así toda esa historia de mi lindo pueblo Coicoyán que a lo mejor a  ustedes no les interesó pero a mí si me hizo interesante y se sigue siendo muy importante para mí, esto estará muy dentro de mi corazón y será parte de mí…                                                                                                                                                                      
A pesar de todos estos que pasó compusieron varias canciones que al siguiente les voy a escribir una que dice así:                               
MI LINDO COICOYÁN

 Autor: profesor Leonor Palemón caballero

¡Oh! mi indo Coicoyán,
¡Oh! mi indo Coicoyán,
esmeraldita escondida
de Oaxaca en un rincón,

Los que vienen
los que van
todo dicen que tu vida
es hechizo y es canción,
tus mujeres es adorables  
tus costumbres patriarcales
¡Ay!  ¡Ay! ¡Ay!  ¡Ay!
Con aroma de Ocotal
me enamoras Coicoyán

Tus mujeres al brillar,
tus mujeres al brillar,
la luna en noche planteada 
sienten frio en el corazón
se estremecen al pensar
se estremecen al pensar
que al llegar la madrugada
Tienen cinta en el balcón    
Tus artistas pregoneros
de más fama de la región,

para dar con embeleso             
a su amante dulce beso  
para dar con embeleso 
a su amante dulce beso

¡ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!     
con aroma de Ocotal  
me enamoras Coicoyán   


son tus indios Coicoyán
son tus indios Coicoyán
Tus artistas pregoneros    
de más fama de la región,


son el alma regional     
son el alma regional    
pues transforman con afán                             
pues transforman con afán                                                                               
tus maderas en guitarras     


en violines y jaranas.     
¡Ay!  ¡Ay! ¡Ay!  ¡Ay!       
Con aroma de Ocotal          
me enamoras Coicoyán







Bibliografía:
Don José Ignacio, alias Tío calavera
Este señor fue dueño de la fracción de terreno que hoy ocupa el mercado. Allí tenía su jacalito donde vendía pulque a los pastores que bajaban del cerro los días domingos, y como les tocaba la jarana, ellos bailaban y cantaban con él, lo que dio origen a que le llamaran Cuicoya en náhuatl, es decir lugar donde se canta y se baila. Años después comenzaron a reunirse gentes de los pueblos vecinos para comprar o vender, frente al templo, único lugarcito que se prestaba para el caso.   
Miguel valle
Este señor era nativo de Tulcingo, llegó por 1880como administrador de la llamada hacienda de ancho. Vigilaba y cuidaba a los pastores de las muchas partidas de ganado cabrío que había en los cerros. Sus pastores se avecindaron o separaron cuando no sé por qué razón el agnado se terminó. Don miguel quedó como vecino y el pueblo lo nombró el presidente municipal y su primer fue abrir la callecitas tal como están hoy.  


Rogerio Montesinos Maldonado
Don Rogerio se refiere a Coicoyán como yoso siqui llaa                <<lugar de chaquira blanca>>, y nos dice que cerca del panteón hay piedrecitas blancas con agujeritos parecida a  la chaquira. Recuerdo que mis abuelos decían esto, pero no se referían al panteón actual, si no al llamado <<panteón viejo>>, situado en el oriente y camino a la población de Tilapa. En la actualidad algunos pobladores narran haber encontrado paredones semienterrados y destruido casi en su totalidad, perteneciente a la población de Coicoyán antiguo es decir a Cuicoya el viejo.
((((Don Marcelino López, alias lino Cuchiqui))))


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